viernes, 2 de mayo de 2014

Sufi Nasruddin

   Un día en que la mar estaba muy embravecida, el capitán se armó de coraje y anunció a la tripulación:
_Todo parece indicar que no hay posibilidad de salvarse. Así que, por favor... rezad vuestra última oración. El barco se hunde.
Sin dudarlo un segundo, todos se pusieron a rezar, excepto el místico sufí, cuyo silencio interrumpió la plegaria murmurante de los demás. se habían quedado azorados. No podían soportar esta omisión una vez más. No estaban dispuestos a transigir. Entre todos lo rodearon. Estaban llenos de ira dijeron:
_Tú eres un hombre de Dios. Te hemos observado y nunca has rezado. Por respeto te tenemos por hombre santo, no hemos dicho nada. Sin embargo, ahora, en esta situación, es intolerable. El barco se está hundiendo y tú eres un hombre de Dios; si rezas, tu plegaria será escuchada. ¿Por qué no rezas?
El místico respondió:
_Me gustaría que aprendierais algo en esta vida para ahorraros tiempo en la próxima. El miedo no es un motivo para rezar. El que reza por miedo no ha comprendido nada, mucho menos a Dios. Por eso yo no rezo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario