miércoles, 14 de mayo de 2014

Las aves del rey

   El rey recibió como obsequio dos crías de halcón y las entregó al maestro de cetrería para que las entrenara. Pasados unos meses, el instructor comunicó al rey de que uno de ellos estaba perfectamente educado, pero que el  otro no sabía lo que le sucedía: no se había movido de la rama desde su llegada a palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí. El rey mandó llamar a curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargó la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el ave continuaba inmóvil. Publicó por fin entre sus súbditos y, a la mañana siguiente vio al halcón volando en los jardines.
Traedme el autor de ese milagro.
Enseguida le presentaron a un campesino.
¿Tú hiciste volar al halcón?, ¿cómo lo hiciste?, ¿eres mago acaso?
Entre feliz y intimidado, el hombrecito sólo le explicó:
No fue difícil su Alteza, sólo corté la rama sobre la que se posaba. El pájaro se dio cuenta que  tenía  alas y, simplemente voló.

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