jueves, 8 de mayo de 2014

Cada hombre una doctrina

   Era un discípulo honesto y de buen corazón, pero todavía su mente era un juego de luces y sombras y no había recobrado la comprensión amplia y conciliadora de una mente sin trabas. Su motivación era sincera, estudiaba sin cesar y comparaba credos, filosofías y doctrinas. Llegó a estar muy desconcertado al comprobar la proliferación de tantas enseñanzas y vías espirituales. Así cuando tuvo ocasión de entrevistarse con su instructor espiritual, dijo: Estoy confundido. ¿ Acaso no existen demasiadas religiones, demasiadas sendas místicas, demasiadas doctrinas si la verdad es una?
Y el maestro repuso con firmeza:
¡Qué dices, insensato! cada hombre es una enseñanza! una doctrina!

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