Conmovido por la historia, De Vicenzo sacó un bolígrafo y endosó el cheque de su triunfo para que pudiese cobrarlo la mujer.
—Mucha suerte para el bebé-dijo mientras le metía el cheque en la mano.
A la mañana siguiente, mientras almorzaba con unos amigos, se le acercó un funcionario del Club de Golf.
—Los chicos del parking me dijeron la semana pasada que habías conocido allí a una joven después de ganar el torneo.- de Vicenzo asintió-. Bueno, tengo noticias para ti. Es una impostora. No tiene ningún bebé enfermo. Es más, ni siquiera está casada. Te engañó, amigo.
—¿Quieres decir que no hay un bebé a punto de morirse?-dijo De Vicenzo.
—Exacto-dijo el funcionario.
—Es la mejor noticia que he recibido en toda la semana-dijo De Vicenzo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario