martes, 23 de diciembre de 2014

Por un mundo perecedero no te expongas a perder el duradero

   Un país tenía la costumbre de elegir cada año un señor, un gobernante. En aquel año hacían todas las cosas que el gobernante mandaba. Al terminar su mandato le quitaban cuanto tenía y le dejaban solo y desnudo en una isla desierta.
   Sucedió que una vez eligieron por señor a un hombre más inteligente y precavido que los anteriores. Como sabía que al acabar el año habían de hacer con él lo que con otros, con mucha antelación mandó hacer, en secreto, en la isla a que le tenían que llevar una casa muy cómoda y espaciosa, en la que puso todo lo necesario para vivir bien. Construida además en sitio tan oculto que no pudieran saberlo ninguno de los que le habían elegido gobernante. Advirtió también a ciertos amigos, cuya gratitud se supo ganar, que si por casualidad necesitara algo que no hubiera mandado poner en la casa, se lo enviaran, de modo que nada le faltara allí. Al terminar el año, le quitaron el mando los ciudadanos de ese país y lo dejaron desnudo en la isla en la que él había construido una casa y vivió como dios manda.

1 comentario:

  1. lo mismo deberiamos hacer con los políticos de aquí. quitarles todo al acabar su mandato y dejarles en una isla desnudos y antes asegurarnos de que no construyan nada allí

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