Un alumno fue a ver a su maestro y le dijo:
—Maestro, quiero que me enseñes las cosas más importantes.
El maestro le respondió:
—Para conocer las cosas más importantes tienes que conocer primero las cosas cotidianas. Aquellas con las que te cruzas todos los días. Tú cruzas este río cuatro o cinco veces cada día, para entrar y salir del pueblo. Si te preguntaras qué es un río, ¿sabrías qué contestarte?
El alumno no entendía muy bien hacia dónde apuntaba su pregunta, pero de todas formas le dijo a su maestro todas las cosas que sabía sobre los ríos.
Cuando finalizó su explicación, el maestro le lanzó una nueva pregunta:
—¿Solo eso?
El alumno, después de reflexionar durante unos segundos, le dijo otra veintena de cosas sobre los ríos.
—¿Solo eso?-repitió el maestro.
Y preguntando, preguntado...el maestro consiguió que el alumno le dijera muchas más cosas.
Finalmente el maestro le dijo:
—Mira, allá arriba, en la montaña, nace este río... y termina allá abajo, en el mar. Ahora ve y recórrelo. Cuando al hacerte a ti mismo la pregunta, no necesites poner la respuesta en palabras, sabrás lo que es un río.
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