jueves, 10 de mayo de 2012

Sé como un muerto

   Un maestro que sólo tenía un discípulo al que un día se le acercó y le ordenó:

  Querido mío, acercarte al cementerio y, una vez allí, con toda la fuerza de tus pulmones, grita toda clase de halagos a los muertos.
El discípulo caminó hasta un cementerio cercano. El silencio era sobrecogedor. Quebró la apacible atmósfera gritando toda clase de elogios a los muertos. Después regresó junto a su maestro.
¿Qué te respondieron los muertos ?- preguntó el maestro.-
nada dijeron-contestó el discípulo-
en ese caso, mi muy querido amigo, vuelve al cementerio y lanza toda clase de insultos a los muertos.-dijo el maestro-
El discípulo regresó al cementerio. A pleno pulmón, comenzó a soltar toda clase de improperios a los muertos. Después volvió junto a su maestro que le preguntó: ¿qué te han respondido los muertos ?
de nuevo nada dijeron-contestó discípulo-
Y el maestro concluyó: así debes de ser tú: indiferente, como un muerto, a los halagos y a los insultos de los otros.

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